¿Por qué no aprovechar con los ‘peques’ para hacer estos días cosas con proyección? Te damos ideas

Con guarderías, colegios y universidades cerradas y el trabajo desde casa como alternativa laboral para evitar los contagios por coronavirus, es probable que las horas dentro de nuestra vivienda se hagan más largas de lo habitual. Con tanto tiempo por delante seguro que la tentación de entretenerse con una pantalla enfrente es fuerte, pero ¿por qué no aprovechar la situación para hacer con los ‘peques’ cosas con proyección, actividades que les sirvan a futuro para que cuando todo esto pase, se hagan mayores y echen la vista atrás recuerden ‘entonces aprendí a…’ o ‘aquello me sirvió para aficionarme a’? Aquí, algunas ideas.

1. Aprender las tres erres con sus propios cubos de reciclaje

Como manera de concienciarse en el cuidado del entorno sin salir de casa.
Como manera de concienciarse en el cuidado del entorno sin salir de casa. / EL CORREO

Esta cuarentena tendrá un impacto notable en el consumo y aumentará la generación de residuos, según las predicciones de los expertos. Por tanto, es un momento ideal para enseñar a los niños qué significan las «tres erres» (reducir, reciclar y reutilizar), para qué sirven y cómo aplicarlas. Por ejemplo, pueden fabricar tres pequeños cubos de basura con cajas de cartón pintadas de colores (amarillo, azul y gris). En primer lugar, han hecho una manualidad con algo que han encontrado por casa (las cajas) y con ello han dotado de una segunda vida a materiales que por lo general desecharíamos. Pero además, las cajas de colores les ayudarán a aprender a depositar los envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo; el papel y el cartón en el contenedor azul y los envases de vidrio, en el gris.

Aunque no puedan salir a la calle, serán conscientes de la importancia de depositar los residuos que generamos en los contenedores adecuados. «Podemos aprovechar este tiempo de aislamiento con nuestros hijos para corresponsabilizar a los niños», señala Francisco José Fernández, profesor del máster en Psicopedagogía de la Universidad Complutense de Madrid. «Reducir, reciclar y reutilizar es una máxima muy importante que debemos tener presente cuando estamos con ellos», indica el doctor, que expone la importancia de educar en el cuidado del entorno desde edades tempranas.

2. Mini huerta con el hueso del aguacate y la cabeza de las zanahorias

Es además una buena manera de cultivar la paciencia.
Es además una buena manera de cultivar la paciencia. / EL CORREO

¿A qué niño no le gusta jugar con tierra y agua? ¿Cuántas oportunidades tienen de hacerlo en la ciudad? De la tierra sacamos los alimentos que nos permiten crecer, en la tierra se enraízan los árboles que nos dan sombra y se construyen las casas que nos dan cobijo. Cada vez que nuestros hijos entierran sus manos en ella, también están echando raíces, tomando contacto con el mundo. Sin contar que trabajar la tierra cambia el ritmo, relaja y nos hace sentir parte de algo más grande que nuestra familia y entorno. Y este momento de aislamiento social, preventivo y obligatorio, a los niños les ofrece una ocasión sin igual para también cultivar… la paciencia.

Con tener macetas y un lugar donde llegue la luz solar (ya sea un balcón, una pequeña terraza o una ventana) es más que suficiente. Luego solo hay que acordarse de no tirar a la basura cosas como el hueso del aguacate ni la cabeza de las zanahorias que, tras unos días en agua, está lista para plantar. «Enseñar de dónde vienen los alimentos y cómo se trabaja en el mundo rural es fundamental para los más pequeños«, señala Juanjo Rodríguez, un aficionado a la horticultura que comparte en YouTube e Instagram vídeos en los que explica, por ejemplo, cómo se puede sembrar y cuidar una tomatera. Tendrán que plantar, regar, limpiar las malas hierbas, recoger los frutos a tiempo. Cada uno en la medida de sus posibilidades. También está una opción más sencilla y conocida. Humedecer un algodón y ponerlo en un tarro de cristal o en un vasito de yogur, o en unos cuantos, y, a continuación, introducir en el centro legumbres para después colocarlo todo cerca de una ventana. Es importante que le dé la luz, pero no el sol directamente, para evitar que el algodón se seque. A los dos o tres días salen los tallos.

3. Mindfulness, aprender a gestionar emociones… ¡de por vida!

«La sociedad nos ha ido llevando a vivir desde la prisa», señalan en Igela Aldi.
«La sociedad nos ha ido llevando a vivir desde la prisa», señalan en Igela Aldi. / WEMYSTIC

«En estos días en los que en muchos hogares debemos compaginar el trabajo-teletrabajo, el trabajo escolar y la gestión de lo cotidiano, parar y respirar puede ser muy útil y práctico para desarrollar estas tareas en un clima de mayor tranquilidad y en un ambiente mas distendido», señalan Elixabete Eizaguirre y Susana Marañón, psicólogas e instructoras mindfulness certificadas ‘Método Eline Snel’ del centro Igela Adi de Bilbao.

«La sociedad en la que vivimos nos ha ido llevando, poco a poco, a vivir desde la prisa, conectando con el estrés y gestionando casi todo, en base a respuestas automáticas. La llegada del Covid-19 nos ha situado en un contexto de confinamiento en el que disponemos de tiempo, especialmente las familias, para darnos cuenta de cómo nos afecta lo que está pasando a cada miembro de la familia y reconocer que a veces los adultos no sabemos, en general, qué herramientas pueden enseñar a nuestros hijos a dar respuesta a lo que estamos viviendo ahora y que sean un aprendizaje de vida para el futuro. Desde nuestra experiencia, podemos afirmar que, practicando regularmente mindfulness, podemos aprender a gestionar lo que acontece en cada momentollevando la atención a la respiración de manera consciente«, subrayan.

4. La cápsula del tiempo del coronavirus

Estamos viviendo un momento histórico que nuestros hijos contarán a sus descendientes.
Estamos viviendo un momento histórico que nuestros hijos contarán a sus descendientes. / MI KINDER

Estamos viviendo un momento histórico que nuestros hijos contarán en un futuro a sus descendientes. Por eso, y aunque son muchos los museos del mundo ya están comenzando a registrar en sus archivos la crisis del Covid-19 con fotografías, testimonios y objetos de esta época, podemos hacer en casa con los niños su propia cápsula del tiempo para ‘empaquetar’ esta situación única. Por ejemplo, invitarles a que hagan un dibujo de «mi primera pandemia» o de la familia, a que escriban algún mensaje positivo de esos que se escuchan tanto estos días («¡Todo va a salir bien!»), a que expresen por escrito también cómo se sienten y lo que harán cuando vuelvan al colegio…

Recopilar también esa pancarta del arcoíris que tenemos puesta en la ventana, hacer fotos locas en pijama o con la ropa que estamos usando en casa e imprimirlas, reunir algún recorte de periódico, revista o algún juguete y finalmente, meterlo todo en una caja, la cápsula, debidamente adornada, para conservarla en un rinconcito de un armario, en el trastero o en el desván (no hace falta que sea bajo tierra ni tras un tabique) para cuando crezcan, quieran recordar y sorprenderse a sí mismos y a otras personas con sus vivencias pasadas.

5. Ajedrez para dar mate al virus y para adquirir grandes valores

«Imagínate, hijo, que el rey blanco es el malvado coronavirus...».
«Imagínate, hijo, que el rey blanco es el malvado coronavirus…». / EL CORREO

«Imagínate, hijo, que el rey blanco es el malvado coronavirus…». Uno de los efectos secundarios positivos de la pandemia es que muchos están descubriendo este juego, una de las formas más baratas y eficientes de aprovechar el tiempo. En las casas los tableros han salido de cajones y armarios, aunque de esto no hay datos oficiales. En cambio, es un hecho comprobado que el ajedrez por internet vive un auge sin precedentes. Porque no solo de series, películas e información vive el personal confinado. Incluso han surgido youtubers y profesores online, por Skype y otras plataformas. El ajedrez no sólo es bueno para la lógica, también ayuda en lo social y afectivo. Puede sacar a la luz habilidades latentes que no hayan sido desarrolladas por los medios educativos tradicionales; infunde autoconfianza y autoestima y mejora las habilidades de comunicación y comprensión y el reconocimiento de patrones y reglas. Y aún hay más: puede enseñarles los valores del trabajo duro, la concentración, la objetividad y el compromiso.

6. Fomentar la lectura, más vocabulario, comprensión… todo bueno

«Sentarse a leer con ellos es la mejor forma de que se apasionen a la lectura».
«Sentarse a leer con ellos es la mejor forma de que se apasionen a la lectura». / E. C.

Al margen de lo que deban hacer los niños para no perder clase aunque estén en casa, podemos aprovechar la cuarentena leyendo. Puede que les cueste un poco o se resistan, pero podemos programar una hora al día, todos juntos tumbados en el sofá o en la cama, por ejemplo, y que luego cada miembro de la familia explique de qué va su lectura. «Sentarse a leer con ellos es la mejor forma de que se apasionen por la lectura», dice la maestra Pilu Hernández, del Pupitre de Pilu, fiel defensora de que los padres son los que deben inculcar a sus hijos este maravilloso hábito. Y en cuanto a los libros, no es necesario repetir una y otra vez los que hay en casa. Las instituciones culturales han echado el cierre forzoso pero han abierto las puertas virtuales a la literatura. Entre las iniciativas del Gobierno vasco destaca eLiburutegia, servicio gratuito de préstamo de libros electrónicos, audiolibros y publicaciones periódicas a través de Internet, que permite la lectura de todo tipo de obras, vía móviles, tablets, ordenadores o libros digitales.

Además, algunas librerías se las han ingeniado para hacer envíos a domicilio, desinfecciones previas, y propuestas originales en redes sociales para engancharse a la lectura durante el confinamiento. Leer ayuda a mantener el cerebro en forma y a que nuestra mente aguante con salud durante décadas. Entre los más pequeños ayuda a desarrollar la comprensión lectora, a ampliar el vocabulario y está relacionado con un mayor conocimiento tanto académico como práctico en los siguientes años. Si todo esto no es motivo suficiente para aficionarse, sepan también se trata de un buen ejercicio de relajación. Según algunos estudios, leer relaja más que escuchar música, dar un paseo, tomarse una taza de té o los videojuegos.

7. Que el ritmo no pare en el confinamiento y adiós preocupaciones

El baile distrae, divierte, ejercita y consigue que olvidemos problemas y preocupaciones.
El baile distrae, divierte, ejercita y consigue que olvidemos problemas y preocupaciones. / EL CORREO

Todos a bailar, el baile es una actividad que distrae, divierte y además permite ejercitarnos. Pongamos a los niños su música favorita y que cada uno muestre sus mejores pasos de baile. Además, es algo que también a olvidarse de problemas y preocupaciones. La psicóloga y directora de Activa Psicología, Natalia Ortega, explica que «mientras estamos bailando hay una conexión muy importante a nivel cerebral entre lo que sería el movimiento de nuestro cuerpo y seguir el ritmo de la música. Nuestra atención está dirigida a esas dos partes, a nuestro sistema motor y a seguir un ritmo musical. Esto hace que nos dejemos de centrar en problemas y preocupaciones. Eso ocurre a veces con los deportes, aunque no es tan fácil desconectar como ocurre con el baile», aclara.

«Hay un aumento de los niveles de dopamina y de serotonina que son las hormonas que potencian el nivel emocional, además, nos ayuda a canalizar la adrenalina y a inducir la alegría, y eso hace que aumente nuestra vitalidad, la motivación y la ilusión«, añade. Una actividad, por tanto, que puede ayudarles, si se enganchan ahora, toda la vida. El Ayuntamiento de Basauri está por la labor, por cierto. A través del Servicio de Juventud ha organizado un concurso de baile para que a las familias se les haga más llevadero el confinamiento. Pueden participar niños de 12 a 17 años.

8. Magia para hablar en público y quitarse el miedo escénico

La magia puede ser una afición y un trabajo.
La magia puede ser una afición y un trabajo. / E. C.

¿Hay algo más divertido que el asombro? ¿Hay algo más chulo que dejar completamente flipados a los demás? Gracias a la magia un niño puede convertirse en el rey de cualquier fiesta en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Las ventajas de la magia. Una, desarrollarán su memoria, ya que muchos trucos requieren memorizar ordenaciones de cartas, movimientos, guiones… Dos, desarrollarán su capacidad motora. El dominio del espacio, saber coordinar bien las manos con la mirada para dominar al público… Y tres, ¿no es verdad que todos los magos saben hablar bien en público, romper el hielo con personas desconocidas y, en general, desenvolverse mejor en el mundo?

Ahora hay muchos tutoriales y vídeos en Youtube. El Mago Óliver de Bilbao, por ejemplo, tiene su propio canal y varios días a la semana desde el inicio del estado de alarma cuelga un truco y su solución. «Sirve tanto para los niños como para los médicos que trabajan ellos, o para los abuelitos que cuando podamos volver a la vida normal quieran sorprender a sus nietos», explica. «La magia puede ser una afición y, como es mi caso, también un trabajo. La mitad de los trabajos que existen ahora no van a existir dentro de 20 años y el trabajo de un mago o de un ilusionista va a estar siempre«, considera este profesional.

9. Los niños que cocinan… comen mejor y ganan en autonomía

Para desarrollar, de paso, hábitos de alimentación saludables.
Para desarrollar, de paso, hábitos de alimentación saludables. / EL CORREO

A partir de la cocina y de las recetas los niños pueden entrenar la creatividad y muchas capacidades y habilidades como la lectura, la escritura, las matemáticas, los volúmenes, los pesos, la psicomotricidad fina… A partir de 8 o 10 años, incluso, según su habilidad, pueden empezar a cocinar solos recetas sencillas y seguras y entrenarse en técnicas de cocina casera, como hacer una tortilla francesa, yogures, amasar pan, preparar un bizcocho o pasta… Diferentes estudios señalan que los que ven o ayudan en casa a cocinar comen mejor y se sienten más realizados que los que no lo hacen.

«Comer es algo que hacemos tres o cuatro veces al día ¡durante toda la vida! Sin embargo nadie nos enseña a cocinar a no ser que aprendamos por nuestra cuenta… . ¡No tiene sentido! En nuestra opinión, cuanto antes empiecen a cocinar, mejor«, advierte Paloma Montón, que da cursos de cocina a niños. Los pequeñitos también pueden empezar por cosas sencillas, como untar mantequilla, romper la cáscara de un huevo, machacar algunos alimentos, decorar los platos. »La participación de niños en la preparación de alimentos puede ayudar a desarrollar hábitos alimentarios saludables y aumentar el consumo de vegetales« revela un estudio reciente realizado por el Centro de Investigación Nestlé, ubicado en Lausana (Suiza).

10. Sí, deja que tus hijos hagan videollamadas con sus amigos

Favorecen las competencias digitales y, no menos importante, las comunicativas.
Favorecen las competencias digitales y, no menos importante, las comunicativas. / E. C.

Para los niños las amistades son muy importantes. El hecho de que la escuela esté cerrada y que se limiten las actividades colectivas durante unos días puede hacer que se sientan más solos o inseguros, y que se debiliten sus interacciones sociales. Rosa Jové, psicóloga infantil y autora de ‘La crianza feliz’ (La esfera de los libros), anima a «tomar medidas excepcionales en estos momentos excepcionales» y permitir que los niños hagan lo que sea que les procure bienestar, aunque suponga estar más tiempo del habitual ante una pantalla. «Ahora mismo, el contacto con sus amigos es tan importante como las tareas escolares. ¿Por qué nos parece bien que estén ante el ordenador para las clases online y no para charlar con sus colegas?. Los adultos buscamos ese nexo con aplausos colectivos, mensajes en las zonas comunes de los edificios… Pero los niños tienen menos recursos«. Entre los beneficios, uno claro, refuerzan los vínculos de amistad. ¿Otro? Favorecen las competencias digitales y, no menos importante, las comunicativas. ¿O cuántos niños hay que responden con monosílabos cuando hablan por teléfono? Es una manera de practicar, preguntar al interlocutor cosas, entablar conversación ahora que no pueden hacerlo en persona.